El madridismo se fue el miércoles a dormir con una Copa de más y sigue disfrutando de su Semana Santa perfecta. Para respetar unas fechas tan señaladas, alguien apellidado Di María dio el gol del éxtasis ante el Barça a un compañero que se llama Cristiano. Y el histórico triunfo fue posible gracias a un Santo: Iker Casillas. Sólo habían transcurrido 66 horas desde que el Madrid conquistase su 73º título oficial y el regreso a su santuario de la Copa resultó apoteósico. Mestalla, estadio talismán a partir de ahora, se vistió de luces para recibir al campeón con un pasillo que dignifica al Valencia. Señorío y honor. Lo que no imaginaba la aguerrida tropa de Emery es que el Plan B del Madrid del Mago Mourinho es tan bueno o mejor que el once de gala del Manchester, el Inter o el Bayern Múnich. Los suplentes de la mejor plantilla de Europa ganarían de calle la Bundesliga (con permiso de Raúl, claro está), el Calcio y la Premier. Ya avisaron en Santander, pero la primera hora de Valencia será recordada en esta maravillosa ciudad durante años. Qué exhibición, qué jugadas, qué despliegue, qué combinaciones a la velocidad del sonido, qué arte, qué espectáculo, qué golazos
Olé 'Pipita'. Si algo me alegró especialmente del tsunami futbolístico de Mestalla fue la tarde memorable de Higuaín. Jamás una hernia discal nos privó durante cuatro meses de un futbolista tan formidable. Hat-trick con la gorra, en alianza perfecta con Benzema y Kaká. El francés ya está de nuevo en órbita de lanzamiento (le veo titular ante el Barça el miércoles) y el brasileño ha aprovechado la Semana Santa y su 29º cumpleaños para redimir sus pecados con grandeza. Actuación celestial, pletórica, con un repertorio de amagos, caños, pases, desmarques y goles (2), que lo sitúan en la pole position del casting que Mourinho ha improvisado para esta recta final en la que habrá tortas para entrar en el once inicial. Si la UEFA fuese sensible, dejaría al Madrid jugar el miércoles con 15 titulares. Espectáculo garantizado
Mourinho, 'El Vikingo'. No es que la afición le quiera. Nos quedaríamos muy cortos. Le adora, le idolatra, pone sus fotos en las paredes de casa, lo utiliza como ejemplo en los tratamientos antidepresivos, venera su compromiso con la causa, su infinita capacidad de trabajo, su entrega fanática a la causa merengue Cruyff dijo que era un entrenador de títulos. Johan, perfecto. Nos lo quedamos. Igual que Casillas. En sólo cuatro horas de margen fue capaz de besar a una reina (Doña Sofía) y a una diosa (Cibeles). No me extraña que las encuestas digan que los españoles quieren irse de cañas con Nadal (¡gran vikingo!), después con Iker y en tercer lugar con Fernando Alonso. Ni un culé en el podio. Algo está cambiando en este país.
Fuente: AS
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