La pluma toca la tinta, en ese momento las ideas empiezan a flotar en la superficie de una hoja blanca.
Tomas el lapicero con tu mano derecha, lo sujetas fuertemente para que no escapen tus ideas y tu sabiduría pueda quedar impresa en el papel.
Comienza a escribir con rapidez, con miedo de que ese huracán de ideas que revolotea en tu cabeza se detenga.
Mojas suavemente la pluma en la tinta y te sumerges en tu mundo de sueños olvidándote del tiempo y de los miedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario